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Investigadores chilenos descubren virus nuevo para pingüinos antárticos

El Orthoavulavirus Aviar 1 (AoaV-1) causa la enfermedad de Newcastle, una de las infecciones más importantes y contagiosas en las aves de corral, donde las aves migratorias pueden desempeñar un papel clave como reservorio. Investigadores polares pertenecientes al Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN) liderados por el Dr. Víctor Neira (Universidad de Chile), han identificado la presencia de este virus en pingüinos antárticos y subantárticos durante las expediciones efectuadas por el Instituto Antártico Chileno (INACH).

Los científicos recolectaron 707 muestras de suero de cinco especies de pingüinos (rey, magallánico, papúa, barbijo y adelia) en la zona antártica y subantártica. Para ello, utilizaron una prueba de ELISA para detectar anticuerpos contra AoaV-1, en donde pudieron identificar individuos positivos en todas las especies de pingüinos.

“En este estudio queríamos encontrar evidencias de anticuerpos contra el virus de Newcastle, este ha existido por décadas en las aves silvestres y de corral siendo uno de los más importantes en estos animales. Nosotros estábamos buscando anticuerpos, porque esos se pueden encontrar en muestras de suero y es donde se observa si el animal estuvo o no expuesto a este virus. En el año 2017, en un trabajo en conjunto con el Dr. Rafael Medida de la Pontificia Universidad Católica de Chile y al Dr. Daniel González de la Universidad de Concepción (QEPD), ya habíamos descubierto unos virus parecidos al de Newcastle, que denominamos en su momento Avian avulavirus 17, 18 y 19”, apunta Neira.

Él señala que el virus encontrado, el Aviar 1 (AoaV-1), es el primer descrito y el más importante. Además, argumenta que en un inicio pensaban que en la Antártica solo estaban los virus nuevos, ya que habían buscado el Newcastle, pero sin resultados positivos o se habia hecho con técnicas poco confiables. “Pensamos que debíamos cambiar la forma de búsqueda, hacerla de una manera mucho más eficaz. El virus puede estar veinte días en el animal, en cambio los anticuerpos pueden permanecer por meses”.

Según el científico de la Universidad de Chile, lo novedoso es que es un virus que siempre se había tratado de buscar en la historia de la virología antártica, pero creen que en tiempos pasados no se había hecho de la forma más correcta, donde se encontraban falsos positivos y no con un método de ELISA validado que fuera certero.

“Tomamos muestras de pingüinos adelia, papúa, barbijo, además de magallánico y pingüino rey. Teníamos toda esta gama de muestras que cubre Magallanes y la Antártica. Finalmente encontramos evidencia, prácticamente en todos los pingüinos, pero donde menos rastros encontramos fue en el pingüino rey, lo cual nos llama poderosamente la atención, ya que convive con el magallánico, quien a su vez es el de mayor número”, advierte el investigador polar.

¿Cómo afecta este virus a los pingüinos?

“En pinguinos aun no sabemos como actúa, por eso es importante estudiarlo. Este virus tiene distintas cepas, que al infectar a las aves corral, pueden causar desde un síndrome sistémico de mortalidad elevada hasta cuadros muy pasajeros o subclínicos. En sí, el rango de patologías es amplio, ya que van desde la muerte, hasta un fuerte decaimiento, se podría decir que es como todos los rangos del Covid 19”, dice Neira.

Cabe señalar que el pingüino de Magallanes mostró la mayor tasa de seropositividad (30,3 %), lo que sugiere que podría ser un reservorio natural de este virus. En las zonas antárticas, el pingüino de barbijo mostró la mayor presencia (7,5 %). Los sueros positivos interesantes solo se obtuvieron en las zonas subantártica y norte de la península Antártica, no observándose serorreactividad en las ubicaciones del sur de la península.

El docente de la Universidad de Chile, subraya que se necesitan más estudios para establecer el papel de estas especies de pingüinos en la epidemiología del AOaV-1 y así determinar los efectos de este virus en los distintos tipos de población.

También destaca que en el año 2013 junto al destacado Dr. Daniel González (recientemente fallecido) comenzó el trabajo con muestras de pingüinos Antárticos y su identificación de especies virales. “La investigación en el Continente Blanco es un proceso largo y muy colaborativo entre colegas”. En especial, este estudio fue posible gracias al apoyo de INACH, CONAF y el Parque pingüino Rey, junto a varios investigadores; destacándose la Dra. Claudia Godoy, el Dr. Rafael Medina y la Dra. Naomi Ariyama.

La presencia de este virus y los primeros resultados, fueron publicados en la destacada revista científica Transboundary and Emerging Diseases, “Anticuerpos contra el ortoavulavirus aviar 1 (virus de la enfermedad de Newcastle) en cinco especies de pingüinos, Península Antártica y Patagonia Austral.


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