Advierten peligrosa pérdida de fauna marina en la región de Valparaíso por la acción humana

Quirilluca es un área de Conservación en la comuna de Maitencillo donde distintas especies son estudiadas y protegidas por la Fundación Acantilados de Maitencillo. Acá podemos encontrar al piquero de Humbolt, una ave migratoria que utiliza los acantilados de Quirilluca como sitio de anidación. A pocos metros, se inició la construcción de un proyecto inmobiliario que podría amenazar su entorno.

“Los estudiamos a través de su comportamiento, así sabemos si están estresados o no por el ambiente. Podemos saber cómo va a ir evolucionando el impacto de la urbanización, porque no solo se trata de que habrá casas, sino que va a aumentar el ruido y la luz y el piquero es muy sensible a ambas”, explicó Fanny Cartes, guardaparques y coordinadora de proyectos de la Fundación Acantilados de Maitencillo.

A esto se le suma evidencia de que perros callejeros han logrado bajar los acantilados y provocar el escape de estas aves que dejan sus nidos, muchas veces de manera permanente.

El mamífero marino más pequeño del mundo -el chungungo- habita desde el norte del Perú hasta el sur de Chile. Se encuentra en peligro de extinción y algunos ejemplares pueden avistarse al norte de la región de Valparaíso.

La Fundación Lontra desarrolla un programa rescate, educación ambiental y también de guardaparques en el humedal urbano Laguna y Estero Catapilco. Javier Trivelli -presidente de la fundación- también se presentó en la actividad y advirtió sobre el decrecimiento de la población. Indicó que “estamos teniendo un grave problema porque los chungungos se reproducen, pero la población no aumenta”.

Además, han recibido denuncias de ataques de perros contra chungungos, incluso causándoles la muerte. A esto se le suma la poca educación que existe en la población en general sobre esta especie, que muchas veces la considera como una amenaza.

Sin embargo, estas especies en peligro son parte de un ecosistema mucho más grande y su desaparición podría traer graves consecuencias.

“Ambas especies conectan el ecosistema marino con el terrestre. Los piqueros y los chungungos comen peces en general y todo esos nutrientes llegan a los ecosistemas terrestres, entonces hay un intercambio de energía y también aumenta la biodiversidad gracias a la presencia de ellos”, explicó Frederick Toro, docente de la carrera de Medicina Veterinaria UST Viña del Mar.

De aquí nace la necesidad de que existan programas de educación ambiental, además de una legislación activa que permita conservar este delicado balance. “Es un tema a largo plazo y se debe atacar desde diferentes factores: la educación, leyes. El problema más grave de conservación en Chile son los perros, es un tema que hay que trabajar, pero desde diferentes aristas porque la ley de caza por sí sola no es la solución”, finalizó el médico veterinario.

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