Rodrigo Waghorn Gallegos, Director de Antártica, Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile

Rodrigo Waghorn Gallegos ha estado a cargo de la Dirección de Antártica, en un período que tiene el signo de la pandemia de Covid-19, poniendo desafíos adicionales al ya complejo tema polar. Waghorn se tituló de ingeniero naval electrónico de la Academia Politécnica de la Armada de Chile. Egresó de la Academia Diplomática de Chile el año 2006 y posee el grado de Magíster en Política Exterior de la Universidad de Santiago de Chile, donde defendió su tesis sobre la Política Antártica Nacional.

Durante los años 2013 y 2014 se desempeñó como jefe de Estudios en la Dirección de Antártica del Ministerio de Relaciones Exteriores y como analista de la Dirección de Planificación Estratégica del mismo ministerio. Asimismo, posee el título de máster en Geopolítica y Seguridad Global de la Universidad La Sapienza de Roma, obtenido el 2020. Es coautor junto al diplomático Javier Gorostegui del libro “Chile en la Antártica, Nuevos Desafíos y Perspectivas”.

¿Qué importancia tiene la Antártica dentro de la Política Exterior de Chile y cómo le explicarías al ciudadano(a) común su relevancia para el país?

La Antártica es un espacio fundamental y estratégico para la política exterior de Chile. Nuestro país ejerce soberanía sobre su Territorio Chileno Antártico, el que tiene una extensión de más de 1.250.000 kilómetros cuadrados, lo que es un espacio inmenso si se tiene en cuenta que el Chile continental es de unos 760.000 kilómetros cuadrados. Pero para graficar la importancia que tiene para los ciudadanos, creo que es importante señalar que la Antártica regula nuestro clima, la temperatura de nuestros océanos y, por lo mismo, influye diariamente en todas nuestras actividades económicas, sociales y da vida a nuestra cultura. Con esto quiero decir que si no tuviésemos a la Antártica tan cerca como la tenemos, Chile sería un país totalmente distinto.

Por otra parte, la Antártica, por la misma cercanía a nuestro país, representa una oportunidad única para nuestro desarrollo, por la importancia que Chile sea un polo científico, logístico de innovación y de actividades económicas sustentables para la Antártica. La Región de Magallanes y de la Antártica Chilena es y debe seguir siendo la principal puerta de entrada al continente antártico.

Hace poco entró en vigencia el Estatuto Chileno Antártico. ¿Cuáles son los aspectos más destacados de este y en qué puede influir en el desarrollo de la Política Antártica Nacional?

La Ley Antártica o Estatuto Antártico es un paso muy importante para la protección de nuestros intereses soberanos y para la coordinación de los distintos actores estatales en las actividades antárticas. Chile realiza muchas actividades destinadas a fortalecer nuestra presencia en nuestro territorio antártico y, por lo mismo, es muy importante sistematizar el trabajo y darle mayor visibilidad. La Ley Antártica, además, permite una mejor regulación de las actividades que se realizan desde Chile para asegurar la protección del frágil ecosistema antártico, cuya protección es una prioridad para nuestro país. Sobre la Política Antártica, acaba de ser aprobada por el Consejo de Política Antártica y refleja muy bien las definiciones de la ley e incorpora en su desarrollo a los nuevos actores nacionales. Esta política 2021 establece 10 objetivos estratégicos, que se pueden resumir de la siguiente manera: la necesaria presencia soberana de Chile en todos los espacios de su Territorio Chileno Antártico, incluyendo la plataforma continental extendida; la cada vez más importante participación de Chile en el Sistema del Tratado Antártico; el compromiso de Chile con la protección del medioambiente antártico y, en especial, el esfuerzo para la protección del océano Austral a través del establecimiento de Áreas Marinas Protegidas; la relevancia cada vez mayor de la ciencia antártica y el rol centralizado de INACH con el apoyo de distintas instituciones estatales; el fortalecimiento de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena como polo logístico, científico, tecnológico y de innovación; la importancia de las actividades económicas sustentables, como la pesca y el turismo; el continuo esfuerzo de actualizar la legislación nacional en sintonía con el carácter antártico de nuestro país, la especial relevancia de la educación y la difusión de la actividad antártica nacional y, por último, la necesidad de avanzar hacia la infraestructura y logística que corresponde para cumplir con las distintas tareas antárticas.

¿Qué proyectos o iniciativas está desarrollando actualmente la Dirección de Antártica?

La Dirección de Antártica se creó en 2011 y desde esa fecha nuestro principal trabajo ha sido la coordinación de los distintos actores antárticos nacionales para el cumplimiento de la Política Antártica Nacional. Dirantártica dirigió los trabajos para la Ley Antártica, la nueva Política Antártica 2021 y ahora nos encontramos trabajando en el Plan Estratégico 2021-2025 y en el Programa Anual para el 2022. Asimismo, estamos avanzando en la redacción de los reglamentos que mandata la Ley 21.255, lo que esperamos podamos finalizar durante este año. Por otra parte, la Dirección de Antártica es la Secretaría Ejecutiva del Consejo de Política Antártica.

En cuanto al Sistema del Tratado Antártico, nuestra preocupación es velar por el cumplimiento de las obligaciones emanadas de los distintos foros y organizar la delegación de Chile para las distintas reuniones y la posición nacional en cada uno de los temas. En especial, lideramos las delegaciones nacionales en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA) y en la Reunión de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA). Para la RCTA hemos reforzado el rol de coordinación entre los distintos actores nacionales y así profundizar en los temas en los que Chile debe tener un liderazgo, como son, por ejemplo, la protección del medioambiente, el turismo antártico, la cooperación entre los países miembros, la experiencia sobre el Covid-19, entre otros.

En la CCRVMA, el año pasado la reunión fue virtual, fue muy compleja y difícil de avanzar en los temas prioritarios. Por lo mismo, Chile ha liderado un proceso de fortalecimiento de las prioridades y la redacción de una Declaración que manifieste el compromiso de los países con los desafíos de protección de la vida marina antártica. En esa misma línea, seguimos trabajando con Argentina para lograr la aprobación del Área Marina Protegida en la península Antártica, lo que es vital para la conservación del ecosistema antártico.

En cuanto a otros temas de igual importancia, nos encontramos trabajando en un documento sobre visión estratégica al 2048, realizando un análisis de los escenarios geopolíticos actuales en torno a la Antártica. Por otra parte, estamos siguiendo muy de cerca las negociaciones de nuevos instrumentos internacionales que podrían tener impacto en el Sistema del Tratado Antártico, por ejemplo, el de Protección de Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ). Asimismo, estamos coordinando distintas acciones y apoyando a la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena para promover un reforzamiento de las capacidades logísticas y operativas antárticas de Chile.

¿Qué repercusiones ha tenido la pandemia de Covid-19 dentro de la comunidad antártica internacional?

La pandemia ha tenido un alto impacto en el Sistema del Tratado Antártico, pero también ha ofrecido posibilidades para reforzar los lazos de cooperación entre los países. En primer lugar, el 2020 se suspendió la RCTA y el CPA de Helsinki y este año la reunión programada para París se realizó en formato virtual. Por su parte, en la CCRVMA, el año pasado y este año tendremos reuniones virtuales. Los diálogos y negociaciones frente a frente entre las delegaciones, que veíamos en el pasado y que permitían encontrar los consensos que se requieren en el Sistema, ya no están, lo que ha obligado a posponer las discusiones en los temas más complejos. Esto, sin duda, ha dificultado la toma de decisiones, en un contexto global en que hay temas urgentes que tratar, como el impacto del cambio climático en la Antártica, la responsabilidad en la protección ambiental, la bioprospección, el establecimiento de Áreas Marinas Protegidas, entre otros temas.

Al final, nos hemos limitado a trabajar sobre los temas que permiten avanzar sin mayor discusión, hecho que evidentemente debilita al Sistema. De todas maneras, hemos buscado insistir en la importancia de la integridad de las agendas como parte de la consecuencia que debe mostrar la gobernanza antártica. Por nuestra parte, hemos intentando, suplir este hecho a través de las reuniones bilaterales especiales con algunos países. Los Programas Antárticos han debido reforzar su cooperación operativa y logística para poder trabajar en tiempos de pandemia. Por ejemplo, gracias a que Chile estableció rápidamente su Protocolo Covid-19 para el ingreso a la Antártica desde Punta Arenas, 10 Programas Antárticos operaron desde nuestro país durante la última campaña, lo que fue muy importante desde el punto de vista de mantener la actividad científica a pesar de la pandemia.

El trabajo de facilitación de Chile ha sido muy reconocido, así como la experiencia obtenida en estas materias, incluyendo las brechas detectadas en el mismo protocolo. La pandemia ha dejado una gran lección tanto a nivel nacional como internacional que refuerza la importancia de la colaboración en tiempos de crisis.

¿Cómo imaginas el trabajo de Chile en la Antártica en 30, 50 años más?

De todas maneras imagino un país en que la Antártica es parte fundamental de su vinculación global en todas las áreas: política, científica, multilateral, medioambiental, etc., con un Sistema del Tratado Antártico fortalecido y en el que nuestro país tiene un rol sobresaliente, protegiendo sus intereses. También imagino un Chile Antártico en el que en todas las escuelas se enseña a los niños y niñas desde pequeños la importancia de la Antártica para Chile, con una Región de Magallanes y de la Antártica Chilena en conexión permanente con su territorio antártico a través de la logística, la innovación, el turismo, gracias a los proyectos que se están desarrollando y otros que vendrán sobre hidrógeno verde, conexión satelital, fibra óptica, centros de datos, puertos y aeropuertos apropiados para la actividad antártica.

Con un Centro Antártico Internacional en Punta Arenas y un Centro Subantártico en Puerto Williams en pleno auge, con miles de visitantes al año y como centro de proyectos internacionales de ciencia antártica en todas las áreas, convirtiendo a nuestra región austral en el hub antártico por excelencia a nivel mundial. También me imagino nuestras bases en distintos puntos de la Antártica con los más altos estándares para la protección del medioambiente y la ciencia, con los operadores antárticos nacionales utilizando sus capacidades del más alto nivel de manera conjunta para proteger los intereses de Chile en el Continente Blanco, con una presencia inteligente en el territorio, contribuyendo a la cooperación internacional a través de proyectos de alto impacto para enfrentar los desafíos de entonces. En fin, un Chile con un liderazgo consolidado en la Antártica que permita mantener ese ecosistema como parte fundamental de un mundo que pueda descubrir los secretos del Continente Blanco, pero a la vez protegerlo en su condición de espacio fundamental para el desarrollo futuro de nuestro planeta.

 

 

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