Jorge Gonzalez: el interno que se recibió de técnico en administración de empresas

El 12 de enero del 2016 Jorge González Ahumada ingresaba al Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) de Los Andes a cumplir una condena de diez años por un delito tributario. Lo que debe ser una de las pruebas más difíciles en la vida para una persona que jamás ha pisado un recinto penitenciario se transformó en un proceso de cambio y crecimiento personal. Luego de cuatro años y ocho meses desde aquel tristemente inolvidable día, Jorge aprobó su examen de grado y se convirtió en técnico en administración de empresas del instituto AIEP.

Sin duda Jorge ha tenido que pasar innumerables pruebas, pero la constancia y determinación le permitieron vencer cada una de las barreras y demostrar que la reinserción es posible cuando existe el convencimiento de estar haciendo lo correcto. A lo largo de este pedregoso camino ha contado con el apoyo de profesionales y jefes de unidades que le han entregado las herramientas necesarias y han confiado en él.

González recuerda que: “Comencé a estudiar, mediante un proyecto que presenté en el CCP de Los Andes, en el año 2018. Pretendía comenzar la carrera de técnico en administración de empresas. Toda la vida tuve la intención de poder estudiar, en el colegio siempre fui destacado dentro de los primeros lugares y, dada la situación de que comencé a trabajar de muy joven, no se había dado la oportunidad de estudiar. Cometí errores que me llevaron a este lugar y había muchas cosas que no comprendía y hoy en día me ha servido para darme cuenta de los errores que cometí y el daño que provoqué sin saberlo”.

En cuanto a las metas para el futuro, el joven de 32 años reconoce que: “Quiero reinsertarme dentro la sociedad, quiero poder tener una vida normal, quiero que mi familia se sienta orgullosa de mí, que mis hijos se sientan orgullosos de mi el día de mañana y poder cambiar esta realidad que me ha afectado todo este tiempo, ya que jamás en mi vida había pisado un recinto penitenciario y ha sido muy fuerte para mi estar en estos lugares”.

“Agradezco la oportunidad que se me dio de poder desarrollar mis estudios, de poder iniciar una carrera universitaria. Gracias a Dios se me han dado las posibilidades. Se me dieron las facilidades de poder estudiar, de poder acceder a un computador, de poder acceder a internet, siempre con vigilancia y siempre monitoreado por Gendarmería”.

El usuario del CET efectuó su práctica profesional en enero de este año, lo que significó una experiencia muy importante en su vida, tanto en el plano profesional como personal. Además, Jorge realizó un curso on-line de fomento para pymes impartido por la Pontífice Universidad Católica de Chile y actualmente se encuentra cursando el segundo semestre de la carrera de ingeniería en administración de empresas en el instituto AIEP.

El jefe (s) del CET putaendino, sargento primero Claudio Menares, sostuvo que: “Esto es fruto del trabajo, la constancia y perseverancia de Jorge. Jorge comenzó su proceso de estudios en la unidad de Los Andes y, una vez que ingresó a este centro, nos manifestó la necesidad de continuar. Nosotros evaluamos la solicitud, a la cual accedimos, y continuó sus estudios de manera on-line. En este centro, de acuerdo a sus necesidades de reinserción y proyección sociolaboral, todos los usuarios tienen el derecho de acceder a educación superior. Hace un año atrás teníamos usuarios estudiando en la universidad y ahora, por la pandemia, están estudiando de manera on-line”.

El sargento agregó que el encargado educacional de la unidad se preocupa de realizar un constante monitoreo al rendimiento académico de cada uno de los estudiantes.

Sin embargo, Jorge debe saber conjugar los estudios con sus obligaciones en la unidad de Gendarmería, toda vez que es encargado de la cocina de la población penal: Esta responsabilidad lleva a que su día comience a las 06:30 horas preparando el desayuno para sus compañeros privados de libertad, desocupándose aproximadamente a las 18:00, luego de servir la once-cena e higienizar el espacio.

Terminadas sus obligaciones culinarias, Jorge se retira a su habitación y antes de las siete de la tarde ya está en la biblioteca de la unidad listo para asistir a las clases on-line, las que se realizan los martes, miércoles, jueves, viernes y sábados.

Sin duda han sido años complicados para Jorge y su familia, sin embargo, es un ejemplo vivo de que, de toda experiencia se puede aprender y crecer.

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