Salud Circular llama a reducir uso de pantallas para avanzar en salud y bienestar

Fatiga visual, dolor de cuello y espalda, sedentarismo, obesidad, alteraciones del sueño, ansiedad, depresión y aislamiento social son algunos de los efectos comprobados que el uso excesivo de pantallas y de redes sociales está generando en las personas, especialmente en las infancias.

Ya el 2023 un estudio de Electronics Hub posicionó a Chile como el sexto país del mundo en consumo de pantallas, y en el lugar número 5 en consumo de redes sociales con un promedio de 3 horas y 28 minutos. A dos años de ese análisis, el panorama no ha cambiado significativamente: el tiempo frente a las pantallas sigue siendo excesivo y perjudicial, sobre todo para los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en pleno desarrollo físico y emocional.

Para Sandra Lanza Sagardia, presidenta de la Fundación Salud Circular es urgente regular la exposición a las pantallas, especialmente en las infancias, debido a que en algunos casos los efectos pueden ser difíciles de revertir. La médica de familia y especialista en Medicina del Estilo de Vida destacó acciones como las que busca implementar Dinamarca, con un plan que prohibiría el acceso a redes sociales a menores de 15 años, con el objetivo de contribuir a la salud y el bienestar de las nuevas generaciones.

“La regulación de uso y el establecimiento de límites son cruciales, y deben ir acompañadas de políticas que promuevan estilos de vida saludables, con más espacios comunitarios, educativos y recreativos que incentiven la interacción real y el bienestar integral”, puntualizó.

Por su parte, Carla Bonatti, vicepresidenta de Salud Circular reforzó el llamado a abordar esta problemática como un desafío colectivo, que requiere del compromiso de las familias, del Estado, de las instituciones de educación y salud, de un trabajo transversal y profundo.

“El desafío es abordar este problema de manera transversal. No basta con la acción individual o familiar, necesitamos que el mundo público y privado apuesten por el bienestar humano por sobre la hiper conectividad, promoviendo entornos educativos, laborales y comunitarios más conscientes y saludables. No abordar los efectos originados por la adicción a las pantallas, podría generar un problema de salud pública”, puntualizó Bonatti.

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