Halloween sin duda se ha transformado en una de las festividades más esperadas por los chilenos y sobre todo por los niños, niñas y adolescentes. Si bien la motivación inicial de estas fiestas estuvo centrada por mucho tiempo en conseguir el mejor disfraz, hoy la masificación de la festividad ha propiciado la generación de todo un mercado que incluye la oferta de diversos artículos decorativos, para la casa, oficina e incluso hasta para las mascotas, siendo todos en su mayoría fabricados en plásticos no reciclables.
¿Pero qué ocurre al día siguiente? Lamentablemente el panorama suele ser poco alentador, porque todas esas máscaras, decoración, toda esa escenografía espeluznante y terrorífica, todos los envoltorios de los dulces consumidos la noche anterior, terminan en el mismo lugar: la basura.
Arnaldo Arancibia Ramognini, académico de la Facultad de Ingeniería, Negocios y Ciencias Agroambientales de la Universidad Viña del Mar señaló que este escenario no deja de ser preocupante considerando que según el reporte 2025 del Plastic Overshoot Day, publicado por EA-Earth Action arrojó que Chile es el octavo país del mundo en producción de desechos plásticos per cápita, y que además el 3 de septiembre de este año el país alcanzó su sobregiro por plástico, es decir que a partir de esa fecha la cantidad superó la capacidad de gestionarlo.
“Este escenario es desolador, pues los residuos que no se gestionan correctamente terminan en vertederos informales, en el desierto de Atacama o finalmente en el mar, generando contaminación ya no solo por microplásticos, sino por nanoplásticos que se incorporan a las cadenas tróficas. Por eso se hace urgente celebrar con consciencia, comprar lo que sea realmente necesario, elaborar decoraciones con material reciclado, o reutilizar los artículos de años anteriores, para evitar el plástico de un solo uso que contamina y que genera daños irreparables al entorno”, sostuvo el académico.
En la oportunidad el jefe de carrera relevó la importancia de la educación ambiental desde edades tempranas para generar conciencia de la crisis que enfrenta el planeta debido a la contaminación por residuos, en su mayoría plásticos. “Fomentar la conciencia ambiental desde la infancia es clave para transformar los hábitos de consumo y enfrentar la crisis de contaminación que vive el planeta. La educación ambiental no solo enseña a cuidar el entorno, sino que forma ciudadanos conscientes y responsables frente al impacto social y ecológico de sus decisiones”, puntualizó el académico.
Cabe destacar que durante este año la Facultad de Ingeniería, Negocios y Ciencias Agroambientales de la UVM ha materializado diversas acciones que van en esta dirección, entre las que destacan talleres de reciclaje para estudiantes de enseñanza básica y media de la región y de capacitación para sus profesores; la generación de alianzas estratégicas con empresas dedicadas al reciclaje como Bellbast Chile; y el proyecto “Escuelas Emprenden Sostenible”, entre otras iniciativas.
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